El centrocampista colombiano, Jhojan Valencia, explica sus razones para fichar en el elenco cruzado entre las que destaca la intensidad del balompié chileno sobre la MLS, y cómo se prepara para brillar en la UC.
Recientemente, el centrocampista colombiano de 28 años, Jhojan Valencia, se convirtió en flamante refuerzo de Universidad Católica y no tardó en compartir sus perspicaces impresiones sobre las diferencias entre las ligas y su prometedora adaptación en suelo chileno.
Durante su presentación oficial con los 'Cruzados', Valencia, con entusiasmo y evidente complacencia, reveló su fascinación por las modernas instalaciones. “Llegué a un grande del fútbol chileno. Hay un grupo muy unido, con ganas de trabajar y salir adelante. Me ha llamado mucho la atención las instalaciones, es un predio hermoso y el estadio nuevo va a ser increíble”, comentó.
No obstante la ilusión de su nueva etapa, Valencia mencionó que aún está pendiente una charla profunda con el director técnico Tiago Nunes. Por lo pronto, su foco radica en el acondicionamiento físico pretemporada y posteriormente, determinarán su rol específico en la cancha, bajo la filosofía del entrenador.
También habló de su perfil como jugador y afirmó que: “Siempre me he caracterizado por ser un volante agresivo en la marca, que le gusta pelear todos los balones y encontrar su volante 10 sin marca. Me gusta filtrar balones, hacer cambios de frente y ayudar tanto ofensivamente como defensivamente”.
Y es que el deseo de Valencia de sumarse al conjunto de la UC no es fruto del azar, señaló que: “Lo que más me motivo de venir al fútbol chileno fue volver a competir. No digo que en la MLS no se compita, pero creo que el fútbol chileno es un poco más competitivo."
La historia no es un factor menor en la trayectoria de Jhojan, pues reconoce el legado de su padre, Manuel Valencia, como influencia decisiva. Siguiendo los pasos del campeón con Santiago Wanderers en el 2000, ahora él se prepara para forjar su propio capítulo en tierras chilenas, con la esperanza de estar a la altura del respeto y cariño que su progenitor sembró durante su estancia en el país.